Estoy muy consciente de que muchas de las cosas extrañas que nos suceden tienen una explicación científica. Sin embargo, el no conocer esta explicación siempre nos permite a los mortales comunes compartir con otros mortales hechos inquietantes que, de conocer su verdadero origen, dejarían de serlo, perderían su encanto. A mí me atrapan estas historias, aunque debo reconocer que siempre las creí ficción hasta que me empezaron a ocurrir en vivo y a todo color. De esto hace ya casi diez años.Pues bien, hoy les voy a contar una serie de sucesos que se desencadenaron un día de esos que no quisiera recordar. Fue en el 2004 o 2005 cuando llegaron a trabajar a la oficina dos jovenes reporteros que prometían ser muy buenos periodistas. Sin embargo, aunque uno de ellos, Carlos, era bastante bueno para olfatear las noticias, muchas de sus actitudes y conductas reñían con la ética. Llegó a mentirme descaradamente y a engañar a otros editores. El día que descubrí que todo era una farsa y que nunca me había respetado como su jefa, fue un golpe muy duro para mí pues lo había recomendado para una plaza fija en otra sección.
Me vi obligada a despedirlo, pasé un mal día y por la noche caí devastada sobre la cama. Estaba frustrada, enojada con él y conmigo por no haber advertido la situación... en fin...
Esa noche casi no pude dormir, la cabeza me daba vueltas. Era la primera (y la única) vez en la vida que había tenido que despedir a alguien, y estaba muy afectada. De pronto, en la madrugada, cuando por fin el sueño ya me había vencido, algo me despertó... una sensación de frío y miedo. Abrí los ojos y empecé a incorporarme cuando de pronto vi pasar frente a mi puerta (que nunca cierro, por claustrofóbica) una figura "gaseosa" que flotaba a través del pasillo. Como no era la primera vez que la veía (ya lo conté en otra historia), no me asusté tanto. En cambio, la empecé a insultar. Me molestó el hecho de que me despertara y yo, que no suelo ser tan malhablada, le dije unas groserías muy feas para que se fuera. Y de hecho así fue, desapareció y yo pude seguir durmiendo. Un par de días después fui a la celebración por la nueva casa de Claudita, una gran amiga, y allí estaban Lily (otra amiga, ex compañera de trabajo), su cuñada y otras dos mujeres. Yo le conté a Lily lo que me pasó y ella me dijo que se lo contara a su cuñada, quien sabe mucho sobre espíritus y esas cosas, así que conté mi historia a estas últimas cuatro mujeres. Estábamos sentadas en la sala de la nueva casa de Claudita.
La cuñada de Lily reprobó el hecho de que yo hubiera tratado mal a lo que sea que haya sido esa cosa flotante. Me dijo que son almas en pena y que hay que hablarles de buena manera para hacerles entender que este no es su mundo. Pero si las insulto puedo atraer energía negativa y eso haría que esos malos espíritus se quisieran adueñar de mi casa (o algo así). Lo cierto es que le dije que no creía en espíritus y fantasmas y esas cosas. Quizá todo era producto del estrés y de mi imaginación.
En ese momento, sin que hubiera viento, temblor de tierra o sin que alguien pasara por allí salieron disparados varios CD del mueble que se encontraba a mis espaldas. Volaron violentamente y cayeron al suelo.
¿Y eso qué cree que fue? me preguntó la cuñada de Lily...
Intenté dar alguna explicación pero todo sonaba muy tonto.
En tono de sentencia ella me dijo: Lo que pasa es que "ellos" vinieron con usted...
Tantos años después, la pregunta sobre qué fue todo eso sigue revoloteando en mi cabeza y yo aún no he encontrado la respuesta.