viernes, 28 de noviembre de 2008
La extraña pasajera
jueves, 27 de noviembre de 2008
El arte de saber dar instrucciones (II)
martes, 25 de noviembre de 2008
El olor de la guayaba
Se equivocan si piensan que voy a comentar alguna entrevista con García Márquez o una anécdota en el Guacamolón, alias el Palacio Nacional (hoy) de la Cultura. Lo que voy a contarles ahora es esa historia cuando por primera vez sentí maripositas en el estómago y antes de dormir suspiraba con un nombre secreto atrapado entre los labios. Si, la de my first love.
Pues bien, el primer día yo toqué la puerta. Cuando ésta se abrió, sentí como si una corriente eléctrica me hubiera atravesado el cuerpo. Un chico lindísimo abrió. Tenía más o menos mi edad ojitos color miel y unas pecas que acentuaban sus rasgos angelicales.
Pregunté por Lily* y enseguida la llamó, luego desapareció dejándome una sensación extraña, con deseos de volverlo a ver y de saber más sobre él.
Esa misma tarde hubo sesión de padres de familia, entonces no tuve que esperar a mi papá en casa de Lily, sino en el instituto, donde estaría mi mamá. Pues bien, al terminar la sesión, Ana*, la hermana mayor de Lily (y quien llegó en representación de su mamá) se me dejó ir directo a la yugular para clavarme un comentario insólito:
- Le gustaste a mi hermano J.A**.
Yo sentí que me había dado fiebre, pero sólo en las mejillas. No dije nada, me escondí, sentía cierta vergüenza, pero a la vez cierta felicidad: "le gustaste a mi hermano J.A", el solo recuerdo de la frase hacía que mi corazón bombeara con más fuerza. Ah, pensaba para mí, así que fue mutuo el flechazo. Ahora, además, tenía conmigo el nombre que tanto quería saber y no tuve que preguntarlo...
Poco a poco me fui familiarizando con aquella casa llena de hermanos y hermanas. Lily y yo jugábamos casi toda la tarde y aunque a ella le molestaba que su hermano J.A. (que era un año mayor que nosotras) se nos uniera, pronto él encontró el pretexto para que los tres pudiéramos coincidir. Era la época de las guayabas y ellos tenían un árbol que daba muchas. Así que él las cortaba y los tres comíamos aquellos deliciosos frutos sentados en la terraza de su casa.
Aquellas fueron unas hermosas tardes que recuerdo con alegría. Lily resongaba porque J.A le dejaba las guayabas más verdes y feas y me daba las mejores a mí. Él le decía que así debía ser porque yo era la invitada.
Creo que nunca comí guayabas más dulces en mi vida. Los meses pasaron y la amistad creció. Con ella también el aleteo de las mariposas en mi estómago cada vez que lo veía. Nunca me dijo nada ni yo a él. El tiempo de las guayabas terminó, pero ahora se hacía más fácil encontrar otros pretextos para estar juntos los tres. Lily no estaba del todo contenta con la presencia de su hermano, pero ignoraba que J.A y yo no estábamos contentos con su presencia.
Un día, para el cumpleaños de alguna de mis hermanas nvitamos a Lily, J.A. y a otras de sus hermanas que eran compañeras de mis hermanas. Mi papá los llegó a traer a su casa y pasamos muy contentos aquella fiestecita familiar. Por la noche, cuando los fue a dejar a su casa, yo me apunté para acompañar a mi papá y a mi hermana mayor. Hubo una charla fuera de la casa y luego llegó la despedida. Resulta que aquella noche los hermanos mayores estaban allí también y se despidieron de nosotras con un besito en la mejilla. Fue el momento que J.A. aprovechó para acercar sus labios a mis mejillas y despedirse con un besito. El más hermoso beso que me haya dado un hombre. ¿Pueden creer que cerré los ojos para sentirlo mejor?
Se imaginan, aquella noche no dormí, no me lavé la cara, no dejé de repetir su nombre para mí.
El tiempo pasó, seguí llegando a aquella casa hasta que terminó el año escolar. Nunca me dijo nada ni yo a él. Luego, vinieron las vacaciones y, como dice la melodía, el tiempo todo lo borra (bueno, casi todo). Dejé de frecuentar aquella casa, seguimos siendo amigos. No sé cuándo dejé de sentir las maripositas revolotear dentro de mi estómago, ni a partir de cuándo se me olvidó decir su nombre antes de dormir.
Pero cada vez que recuerdo aquellos días pienso que fue una experiencia maravillosa. Sentir ese amor tan inocente y puro que se contentaba nada más con estar cerca, con recibir las mejores guayabas, es de lo mejor que me ha pasado en la vida. Por eso para mí será siempre muy especial ese olor, el olor de la guayaba.
___
*Nombre ficticio
**Siglas reales
domingo, 23 de noviembre de 2008
Despistado II
viernes, 21 de noviembre de 2008
Encuentro con la Siguanaba
Nancy
Esta historia me la contó mi papá, que a su vez se la contó su papá. Pues hace muchos años cuando mi abuelo era joven el vivía solo por las áreas de la zona 21, en ese entonces todo por ahi eran terrenos vacíos, llenos de monte, no había urbanización, era poca, (no como ahora que ya no quedan áreas verdes).
Por la colonia Justo Rufino Barrios hay un barranco, y al fondo de este pasa un río, y al otro lado está Boca del Monte.Pues mi abuelo con su caballo galopaba en esos rumbos, se cruzaba el río y se dirigía a Boca del Monte de vez en cuando; esto lo hacía para ir a ver a mi futura abuela, mas bien como decían ellos se la iba a "cantinear".
Mi abuelo siempre fue platicador, se iba temprano a ver a mi abuela, tanto platicaba con ella como con sus suegros. Me cuenta mi papá que a veces se iban los dos (mi abuelo y mi bisabuelo) adentrándose en los terrenos de aquella época a platicar, y regresaban tarde. A todo esto mi abuelo regresaba a su casa ya muy tarde, muchas veces como a media noche. No me puedo imaginar cómo mi abuelo andaba por esas zonas a esas horas, no había alumbrado eléctrico, era solo él y su caballo (si que los tenía muy puestos).Un día cuando regresaba, le tocaba pasar por un río como lo hacía siempre, pero de repente el caballo se empezó a inquietar, se puso nervioso, y fue cuando en el camino más adelante, se encontraba una mujer. Cuenta mi abuelo que era muy parecida a mi abuela. La mujer daba carcajadas, carcajadas muy reciamente, entonces el caballo empezó a relinchar y salió disparado de ahi, y él agarrado bien del caballo para no caerse, y a lo lejos dice que todavía se podian escuchar las carcajadas.
Fue un gran susto. Más adelante cuando ya el caballo se tranquilizó paró a fumarse un puro, porque según decía y decían las personas de antes que eso daba un poco de valor.Pues fue un susto que pasó mi abuelo con "la Siguanaba" porque ella era. Dicen que la Siguanaba toma la forma de la mujer amada. Pero eso no fue ningun impedimento para seguir visitando a mi abuela!
Alexxx
alexxx007.blogspot.com/
jueves, 20 de noviembre de 2008
Ciega por un minuto
Resulta que una noche llegó Sofía a su casa con los ojos cansados y rojos de tanta contaminación. Así que decidió ponerse unas gotas de colirio.
En el momento justo en que se colocó las gotas y cerró los ojos para esperar el efecto sanador, se fue la luz. Ella no se dio cuenta y al abrirlos, oh sorpresa, estaba todo negro. Así que se puso a gritar descontroladamente:
-¡Estoy ciega! ¡Me quedé ciega! ¡Me quedé ciega!
Por su mente, jamás se cruzó la idea de que se había ido la luz. En cambio, imaginó que las gotas estaban vencidas o que se había equivocado de medicina. Sus temores y su ceguera se desvanecieron unos minutos después, cuando volvió la luz.
Les decía que me parece que es una situación común pues, hace unos meses, un connotado médico y músico me contó que algo similar le ocurrió a la empleada doméstica de su casa, sólo que a ella le cayó cebolla en los ojos y cuando los cerró por el ardor, justo en ese momento se fue la luz.
El drama que aquella mujer armó en la cocina fue similar al de Sofía hace años.
martes, 18 de noviembre de 2008
Despistado (I)
domingo, 16 de noviembre de 2008
Teoría de la relatividad
Aquel hombre vio hacia la cumbre y luego miró al cielo. Entonces respondió
viernes, 14 de noviembre de 2008
Una noche de luna llena...
jueves, 13 de noviembre de 2008
Mi primera vez... en el diván
miércoles, 12 de noviembre de 2008
La sombra en el espejo (duendes traviesos III)
El asunto es que animada por la historia de Alex decidí contar algo que me pasó hace algunos meses.
Fue un domingo por la noche. Me gusta acostarme temprano porque no es agradable levantarme cansada el lunes. Así que esa noche, mientras mi hija mayor veía televisión y la menor se bañaba, me dispuse a acostarme.
Arreglé mi camita y, mientras lo hacía, algo llamó mi atención. Justo frente a mi cama hay un espejo ovalado y en el reflejo del espejo vi pasar caminando lentamente la sombra de una pequeña mujer de cabello largo. La altura (¿o bajura?) de aquella figura humana era justo de la altura de mi cama.
Me quedé petrificada viéndola pasar. Era solo un reflejo, pero no había nada que proyectara esa sombra.
No quise comentarlo con mis hijas porque generalmente cuando ocurren cosas extrañas en la casa, les cuesta conciliar el sueño o pasan con temor.
Pocos días después, hablando no sé de qué, mi nena pequeña me hizo un comentario que me dejó pensativa:
-Fijate mami que no me gusta bañarme cuando estoy sola en la casa.
- ¿Y por qué? le pregunté
- Porque siento como si rondara la casa una sombra enana.
martes, 11 de noviembre de 2008
Duendes traviesos II
Yo le puse Duendes traviesos II, porque ya les conté una de duendes y porque seguro publicaré más sobre el tema. Pero él la llamó:
Historia de espantos
La historia se desarrolla en el negocio de mi papa, esto paso hace años. Mi papá tenía una bloquera, y tenía su camion de volteo donde iba a hacer algunos viajes: a traer arena, graba, etc. para la bloquera.
lunes, 10 de noviembre de 2008
El día que Ángel desapareció misteriosamente
Ramón*
testigo 1:
Esa noche, iba con Ángel, saliendo de la universidad. Ya era tarde por lo que corríamos entre autos y demás gente que a la mismo hora van saliendo de la esa casa de estudios. Ya la lluvia estaba amenazando con llegar. Por lo que con Ángel estábamos preocupados por llegar al bus que nos llevaría al lugar donde vivíamos. Esto dado a que estamos en la misma ruta.
En el estacionamiento ubicado en las afueras, que por cierto estaban remodelando, habían materiales de construcción, zanjas, palas, muros derribados, que de alguna manera nos evitaban llevar a nuestro destino. Son esas angustias por no alcanzar el bus lo que, a estas alturas, provocan esos fenómenos raros.
Con Ángel platicamos de todo mientras caminamos. Esa noche, nos habían dejado una tarea que nos tenía preocupados. Y en las carreras le comentaba cómo podíamos solucionar los problemas de tiempo. Cuando llegamos al estacionamiento, únicamente un pequeño bombillo iluminaba el lugar. Apresuramos el paso para subirnos al bus, Ángel contestaba sobre lo que le planteaba, cuando estamos a punto de subir, Ángel que apenas tenía unos segundos de haber contestado, ya no se encontraba de mí. Había desaparecido.
Testimonio de Ángel:
Esa noche, con este amigo, prácticamente corríamos el bus, eso dado que habíamos salido tarde de una clase. Esto dado a que este bus, teniendo cuenta que es el último, siempre es puntual. Lo que llegar tarde significa, quedarse hasta otro día.
Aquel me comentaba, al momento de esquivar carros y saltar, lo inconsciente del catedrático, por dejarnos salir tan tarde. Lo peor de todo era que el bus ya se encontraba en la salida por lo que había que apresurar el paso.
Este amigo me iba hablando adelante ya que en esos lugares, solo se pude pasar en línea recta. Me comentaba que por fin llegábamos al bus y que una vez llegáramos a nuestro destino, pues comeríamos tranquilos. A lo que le respondía presuroso y agitado, como presidiendo lo que sucedería. Nos encontrábamos a punto de subir… cuando de repente, siento algo extraño, luego la luz de un foco que se encontraba cerca se va haciendo más tenue, hasta hacerse todo oscuro. Milésimas de segundo después me encontraba en otro lugar.
Fausto*
Testigo 2
Vi a Ramón y Ángel caminando presurosamente por todo aquel parque. Aquellos son buenos amigos con los que a veces comparto el viaje de regreso a casa. Y platicamos de todo, por lo que al verlos trato de darles alcance.
Era un poco difícil darle alcance por que caminaban muy rápido, y parecía que iban platicando de algo. Por lo que en algunos momentos se detenían a lo que yo aprovechaba para darles alcance.
Aquellos andaban esquivando todo el material regado en el estacionamiento, porque estaba en remodelación, además el bus estaba por salir.
Yo apreté el paso hasta tenerlos ya cerca.
En ese momento, frente a mis ojos, y aunque la luz de un bombillo no era muy buena, vi ante estos ojos, (que como diría mi abuelita) se lo van a comer los gusanos, como Ángel… se resbalaba dentro de una zanja.
Ángel Elías
www.angelgt.blogspot.com
viernes, 7 de noviembre de 2008
Voces gemelas
jueves, 6 de noviembre de 2008
Accidente sin explicación
Como todas las mañanas, una semana después de que falleciera mi padre regresaba a mi casa después de hacer mi entrenamiento matutino, circulando por el anillo periférico de sur a norte. Cuando pasaba por la colonia Granai & Townson, frente al Hospital Rodolfo Robles, de repente perdí el control de mi bicicleta y en una fracción de segundo me encontraba incrustado con todo y bicicleta, en la horquilla de uno de los árboles de pino sembrados a la orilla de ese lugar, donde existe una parada de buses.
Como pude, al momento de estrellarme coloqué ambos brazos frente a mi cara para no hacer contacto con esa parte de mi cuerpo. Mi bicicleta estaba incrustada de tal forma en la horquilla del pinito que resultaba muy difícil sacarla de ahí. Yo me bajé de la bicicleta y pude darme cuenta que tenía raspones en las rodillas, muñecas, codos, brazos, pero, mi bicicleta seguía prensada en el pino.
Unas personas que se encontraban a esa hora (serían las 7:00 horas) en la parada de buses se me acercaron para ofrecerme su ayuda y me preguntaron por qué me “había subido ahí” con todo y bicicleta. Les respondí “no sé”, “no sé qué me pasó”. Asombradas al igual que yo me ayudaron a “destrabar” mi bicicleta del árbol y comprobé los daños que tenía: timón doblado, un aro quebrado, una llanta estallada y raspones. Le hice las reparaciones básicas que necesitaba en ese instante para poder continuar y llegar a mi casa.
Por supuesto que las pequeñas heridas sangraban y tenía inflamadas varias partes de mi cuerpo que me dolían mucho. De manera cautelosa y con una velocidad menor a la que transitaba cuando resulté incrustado en el árbol, pedaleé hasta llegar a mi casa.
Me lavé y curé las heridas, las cuales no provocaron mayor complicación, pero, empezó entonces la interrogante: qué provocó la caída o desvío de la ruta para que yo resultara “metido” en ese árbol ? Iba a una velocidad promedio de 20 Kms. por hora, no había obstáculos ni algún objeto que hubiera identificado como el causante del accidente. Qué pasó entonces ? Dicen que después de que fallece algún familiar cercano, unos días después siempre pasan cosas raras a alguien de la familia. Será esto cierto ?
Juan Luis González A.
miércoles, 5 de noviembre de 2008
De zapatos (del origen de los chistes III)
Pues resulta que el fulanito, tenía varios clientes, uno de ellos era mi papá. Ya le había fabricado algunos pares y mi papá quedaba satisfecho, hasta que un día….Llegó a recoger los zapatos y al medírselos le quedaban grandes, se los devolvió pues le dijo que se había equivocado, que sin duda eran de otro cliente.