sábado, 31 de enero de 2009

MANIFIESTO POR LA SOLIDARIDAD

Si quieres conocer de qué se trata, por favor pincha aquí.

viernes, 30 de enero de 2009

El susto de la ventana

Cómo vuela el tiempo. Ya es viernes de nuevo y, como parece que será un día muy difícil, les dejo desde temprano la historia de miedo para hoy.
Tenemos un invitado especial, Aarón Lechuga, quien nos trae un nuevo relato de las situaciones que vivió con una ex novia. Para quien quiera ponerse en antecedentes, Aarón nos contó ya "Un saludo del más allá" y "Una historia que no sabré explicar". Los dejo con este nuevo relato:
"Con mi ex teníamos una lugar para platicar cuando no queríamos ser escuchados por los demás: era en la parte de enfrente de la casa, entre los carros de la familia nos sentábamos y platicábamos. En la fachada de la casa se encontraban tres ventanas, la de la sala, la del cuarto que ocupaban como bodega y el cuarto principal de la primera casa justo donde dormian los primos mas pequeños y la mamá de ellos, la tía más joven.
Un día estábamos platicando, ya saben, de muchas cosas y a la vez de nada, cuando en un momento de silencio, la ventana del cuarto principal, se cerró bruscamente, haciendo gritar a mi ex y dejándome sordo un instante. Ese día había llegado la suegra de la tía de mi ex y le habían arreglado el cuarto que era bodeguita para ella. Pensé, tal vez ella lo cerró. Pero cuando entré a la casa a verificar, el cuarto principal estaba cerrado con llave y con un candado por delante y la suegra de la tía estaba dormida en la habitación de al lado. No supe qué había pasado en ese instante, pero quería saber el por qué la ventana se había cerrado, si tenía traba para que no se cerrara.
Salí y me acerqué nuevamente a la ventana a ver si había alguien adentro. Lo dudé mucho ya que con la puerta cerrada quién podría haber entrado. Pero cuando me retiré de la ventana intentando ver el cuarto oscuro, la luz se prendió y no había nadie adentro. Yo habiendo estudiado electricidad y electrónica, no me explicaba qué pasaba y, de un segundo a otro, sentí frío y la luz se apagó.
Como les dije, esas son unas de las mil y una cosa que no sabré explicar".

miércoles, 28 de enero de 2009

Un chico poco agraciado

En su juventud mi papá fue muy deportista. Jugaba fut, basquet y voley. Era muy inquieto y con los respectivos equipos visitaban otros lugares de occidente donde tenían encuentros deportivos.
Uno de sus compañeros, Morris, era un chico poco agraciado y todos lo molestaban "por feo".
Cuenta mi papá que en cierta oportunidad viajaon a un Estaban en el cuarto del hotel donde se alojapueblo cercano para uno de esos encuentros.ron tres y cuando ya se iban a dormir, mi papá se dio cuenta de que cerca de Morris había un alacrán, así que lo alertó para que tuviera cuidado y el animal no lo fuera a picar.
Morris se puso a ver de cerca al bicho. De pronto, sin explicación alguna, el alacrán se "enrolló" y cayó muerto frente al deportista.
Fue suficiente motivo para que naciera una nueva leyenda sobre la fealdad de Morris: Era tan feo que el pobre bicho se murió del susto cuando lo vio a la cara.
NOTA
Si por casualidad Leonel todavía visita este blog para leer historias a sus hijos, quiero que sepa que les dejé un regalo en Mis dibujitos.

sábado, 24 de enero de 2009

La vida de las cosas:

Desde este lado del espejo te miro y me miras. Observas cómo, según tú, reflejo todos tus movimientos; y yo veo cómo tú imitas los míos. Hasta nos parecemos, somos casi idénticas, de no ser porque tú usas el camino del cabello a la izquierda y yo a la derecha; tú eres zurda y yo diestra. Llevas un lunar en tu mejilla derecha igualito al que yo heredé de mi abuela en la mejilla izquierda.
Me siento feliz cuando veo en ti cómo luce mi nuevo vestido que crees creación tuya, o cuando estrenamos sonrisa… o mirada. Nos hemos hablado quedito, pegadas una a la otra a través de este cristal, hemos ensayado juntas lo que diremos, y sólo tú y yo sabemos que acabamos de dedicar ese guiño a ya sabes quién.


NOTA
Este relato es un ejercicio simpático al que me apunté por curiosidad. La proposición la lanzó en su blog Mercedes. Si están interesados, pinchen aquí.

viernes, 23 de enero de 2009

Durmiendo con el enemigo

Hoy tendremos nuevamente a un invitado para compartir historias de miedo. Alexxx nos trajo algo realmente espeluznante, así que los dejo con él:
Esto ocurrió una noche, mi hermana acababa de entrar a la casa, creo que se había ido de parranda y yo como siempre aquí sentado frente a la computadora haciendo más de algo. Mi mamá dormía, su cuarto queda enfrente del cuarto donde tengo mi computadora.
Mis papás se separaron hace años, por lo tanto mi mamá duerme sola en su cuarto; pero esa noche dormía tranquilamente y de repente se medio despertó para cambiar de posición en la cama. Estaba de lado inclinada hacia su lado derecho, y quería dar vuelta para el otro lado cuando sintió que algo la detenía, a lo que sintió extraño porque ella duerme sola en la cama, entonces alargo la mano para ver que era, y cuando sintió toco una pierna peluda e inmediatamente volteó a ver, y vio que ¡"alguien" estaba acostado a la par suya! Vio que una pierna la tenía apoyada sobre su pie a modo de descanso. Mi mamá solo logro verle las piernas porque en ese momento le entró un pánico muy grande, tanto que se paralizó. Ella quería gritar o hablar, pero no podía, sentía que la garganta se le comprimía, no le salía la voz, se sentía inmóvil. Estaba aterrada, ella miraba a la puerta de mi cuarto y miraba luz por debajo de la puerta, eso quería decir que todavía estaba yo aquí, y ella quería hablarme y gritar pero no podía. En lo que volvió en sí lo único que se le ocurrió hacer fue rezar en su pensamiento, tratándose de proteger del "enemigo" que estaba a la par suya.
Ella es católica, rezó y rezó, no sabe por cuánto tiempo, pero al final el "tipo" se fue. Ella dice que era el diablo, no logró verle la cara pero creo que fue lo mejor, porque dicen que los rostros de estas "entidades" son desagradables y causan una gran impresión verlos. A la mañana siguiente nos narro la historia todavía un poco alterada. A mí se me puso la piel de gallina cuando nos contó. Las siguientes noches ni ella ni nosotros podíamos dormir tranquilos.

miércoles, 21 de enero de 2009

Los padrinos (niños indiscretos I)


A propósito de las indiscreciones de los niños, hace poco recordábamos con mi mamá una anécdota de una de sus comadres.
Mis papás son los padrinos de sus cuatro hijos y, como tales, cuando los chicos eran pequeños, mis papás eran muy cariñosos y se esmeraban mucho en los regalos para los ahijados y en la orientación y el apoyo para su formación.
La comadre solía decirles a sus hijos:
-Dichosos ustedes que tienen unos padrinos tan especiales. Mis padrinos, en cambio, nunca se acordaban de mí.
Un día, que la comadre iba con sus hijos de compras, se encontró con sus padrinos.
-¿Cómo están? ¡Qué gusto verlos! Hijos, les presento a mis padrinos…
- Mami ¿ellos son los señores que nunca se acordaron de ti?
¡Plop!
______
Va un saludo para mi amiga Patty que se cruzó el charco, pero promete que a su regreso nos contará más historias de porái.

lunes, 19 de enero de 2009

La viuda alegre


Ahora que inician las clases y que los padres de familia ya empezamos de nuevo a asistir a las sesiones en los colegios, recordé una historia muy simpática que le ocurrió hace varios años a una amiga mía.

Sucede que mi amiga Ana tuvo tres hijas en su matrimonio, el cual no duró mucho tiempo pues el marido le salió más largo que la cuaresma. Así las cosas, y al ver que el individuo no se iba a hacer cargo de sus responsabilidades con las hijas, Ana les comentó a las niñas "para mí su papá está muerto". Era su forma de pretender continuar con su vida sin estar pendientes de alguien que quizá nunca más se iba a aparecer.

Resulta que a los pocos días hubo una reunión de padres de familia en el colegio de las chicas. Ana se presentó para hablar con las maestras sobre el rendimiento de una de las pequeñas cuando le extrañó la forma como éstas la veían de pies a cabeza.

-¿Pasa algo? preguntó ana extrañada ante el asombro de las docentes.

Éstas no se animaban a decirle nada. Sin embargo, ante la insistencia de Ana le indicaron que una de sus nenas había llegado a contar que su papá acababa de morir. Así que vieron extraño que Ana apareciera muy alegre, con un vestido de muchos colores. Incluso le comentaron que habían meditado mucho cómo le iban a dar el pésame, pues siempre es una situación incómoda.

viernes, 16 de enero de 2009

Una historia que no sabré explicar

El viernes pasado, Aarón Lechuga contó una historia que le ocurrió en la casa de una ex novia. No sería lo único extraño que vivió en aquella casa. Hoy nos vuelve a entretener con otro episodio en la casa de aquella chica. Los dejo con su relato:

"En el último año de mi carrera, entonces mis visitas fueron un poco mas distantes, aunque siempre encontraba el tiempecito para ir a ver a mi ex novia. Como mis visitas eran ya casi de noche, pues me daban de cenar, jejeje imagínense todo lo que ahorré de cena a mi mamá, jajaja, pero no es el caso. Lo que aconteció una noche del año 2004 fue que estando los dos solos en la sala viendo televisión, y su familia en la casa de adjunto (como mencione, habían cuatro casas en el mismo terreno), su perrita, que era una french poodle, se acercó a la puerta de la habitación de ella y se quedó sentada viendo al vacío, después de un buen momento, se puso histérica, ladraba, ladraba y no dejaba de dirigirse a la cama de ella, los dos nos quedamos viendo y ella me apretó mi brazo. Lo primero que hice fue pararme (claro ella no quería que fuera), me acerqué a donde se encontraba la perrita ladrando y cuando me coloqué justo detrás de ella, me bombardeó un frío aterrador, y la perrita fue retrocediendo poco a poco. A mi izquierda se encontraba la puerta que daba al servicio sanitario, y justo cuando la perrita pasó la puerta, ésta se cerró de golpe, y mi corazón ya se me salía por la boca. Mi curiosidad siempre predominante, me motivó a abrir la puerta y solo noté que la cortina de la regadera se movió bruscamente y yo esperando ver algo más. Lamentablemente, no logré ver más, pero sí sentí algo feo. No fue la ultima vez que lo sentí, pero esa noche me retiré tarde de la casa de ella, tratando de calmarla y que intentara dormir en su habitación.
Al día siguiente la llamé para ver cómo había pasado la noche, me contestó en llanto y me preocupé un poco. Como vivíamos cerca, me fui a su casa y me contó que había soñado que algo o alguien la agarraba por los brazos cruzados en su pecho y no le permitía respirar. Sus papás dormían al lado y ella intentaba gritar, pero no podía. A su derecha estaba su hermana, en la cama de adjunto, pero ella la miraba y no había forma de llamar su atención. Cuando ella pudo pronunciar el nombre de su hermana, su susto fue que no era su hermana sino un ser que no puede describir y fue cuando ella lloró y dio un grito que la despertó y con esto a sus padres y su hermana.
No sabía qué decir. Vi sus brazos y tenia marcas de manos al rededor, marcas que después se convirtieron en moretes, cosa que yo aun no me explico, y cosa que me asusto.
Yo tenía un cuadro con un ángel de la guarda, cuadro que me encantaba y que pues admito, creo en ángeles y me fascinan, entonces lo limpié y se lo regalé, le rogué que lo pusiera en la cabecera de su cama y que siempre antes de dormir repitiera la oración del ángel de la guarda. Durante el tiempo que fuimos novios no volví a saber de otro evento como el que pasó en su cuarto, claro, porque en las casas sí. Historias que les contaré luego. Pero ahora que ya han pasado tres años de no saber de ella, no sé si se le volvió a ocurrir algo parecido, pero es otra de las mil y una cosas que no sabré explicar".


miércoles, 14 de enero de 2009

¿Me regala permiso, seño?

Yo digo que el despiste es genético, se lleva en la sangre. Mi mamá tiene tantas historias de despistes, que me hace la competencia ¿o viceversa?
Juzguen ustedes:
Corrían los años 50 cuando mi mamá era toda una patojona de buen ver. Menudita y simpática. Un día, le tocó viajar de pie en la camioneta junto a un vendedor de chupetes, aquellos dulces de miel que venían en un palito y forrados con papel de cera. Como todo chupetero, aquél llevaba su mercancía en una tabla con orificios en los que ensartaban los chupetes, y esta tabla estaba clavada aun palo de madera.
Pues bien, el viaje transcurrió sin sobresaltos. De pronto, el señor de los chupetes le dijo a mi mamá:
-¿Me regala permiso, seño?
Mi mamá se le quedó viendo extrañada, pues él estaba más cerca de la puerta que ella, es decir, no necesitaba pedirle permiso para bajar.
Entonces el señor le dijo:
-Es que en la otra cuadra me bajo.
En ese momento ella entendió. Había viajado todo el camino agarrada del palo de los chupetes creyendo que era el tubo de la camioneta.
¡Plop!

sábado, 10 de enero de 2009

Un saludo del más allá

Queridos todos, como lo anuncié hace nueve días, hoy tenemos a un invitado especial, Aarón Lechuga, quien me cuenta que al leer las historias de los viernes en este blog se identificó con ellas pues ha estado en situaciones similares.
“La primera, y para ir en orden, fue cuando yo empecé una relación con una muchacha que vive cerca de mi casa, eso ya hace como 5 años, fue en diciembre del 2003. La casa de ella estaba dividida en cuatro: la casa de enfrente, donde vivía una tía y sus dos hijos; luego dos apartamentos a los lados, donde vivían otros tíos con sus familias; luego un patio, y al fondo la casita de ella, donde vivían sus papás, su hermana y ella. Cierto día, cuando llevábamos apenas unas semanas de ser novios, al pasar por la primera casa, vi a una señora canosa, parada en la esquina de la habitación. No puse mayor atención, debido a que como allí habían al menos 12 personas, creí que era una de sus tías. Continué pasando por la sala de la primer casa cuando me pregunté a mí mismo, jeje, Mí mismo, ¿quién es canoso en esta casa? Absolutamente nadie. Regresé la mirada a la esquina donde vi a la dama y ya no estaba. En ese momento se me bajó el azúcar, me puse pálido y no podía hablar, porque donde yo me encontraba parado, justo a la par mía estaba una fotografía de la difunta abuelita de mi ex, y era ella a quien yo había visto y ella me observaba. Mi ex novia, me preguntaba que qué había pasado y cuando le conté, me dijo, no tengas pena, mi abuelita te ha dado la bienvenida a la familia. Claro no fue la última vez que la volví a ver o que alguien la volviera a ver, pero no se me olvida la figura de la señora parada en la esquina de la habitación con una mirada fria".
Aarón Lechuga


NOTA
Por este medio les pido me disculpen por no haber cumplido con publicar esta historia ayer y por no publicarla hoy con su respectivo dibujito. El problema fue que no recordé que estaría fuera de la capital y no he tenido conexión sino hasta hoy. Mañana que llegue a casita publicaré el dibujito. Espero que Aarón también comprenda y me disculpe.

martes, 6 de enero de 2009

Reyes y magos


No es porque sea mi familia, ¿o tal vez si? pero la considero muy especial. Ya les he dicho que el mío era un hogar integrado donde se respiraba mucho amor.
Mis papás nos hicieron creer en Santa, en el ratón de los dientes, en los reyes magos, etc. Creo que nosotras (mis hermanas y yo) vivíamos como en Disneylandia…
Hoy les contaré cómo fue que hicimos que todos los vecinos creyeran en los reyes magos.
Nosotras éramos muy amigueras. Mi casa siempre fue el punto de encuentro de muchos vecinitos que llegaban a jugar. Las hijas de la señora de la tienda de enfrente, los hijos de la que vendía tortillas, las hijas del carpintero, y muchos otros niños y niñas que vivían en las casas vecinas se daban cita en mi casa a lo largo del año y no digamos en las vacaciones.
Un lejano año de la década de los 70, luego de la navidad y el año nuevo, cuando se acercaba el día de Reyes, platicábamos con nuestra legión de vecinos y les preguntamos si estaban listos para recibir a los reyes magos. ¿Y a qué llegan a las casas? Preguntaban nuestros interlocutores extrañados. Ellos sabían que los reyes magos habían existido hace cientos de años y habían llegado a Belén a dejarle regalos al niño dios, pero no sabían que seguían vivos y que incluso llegaban a las casas de los niños comunes a dejarles dulces y regalos siempre que dejaran los zapatos bajo el árbol.
- A mi casa no llegan, decían unos
- A la nuestra tampoco, decían otros
Nosotras simplemente no lo podíamos creer. ¿Cómo era posible que viviendo tan cerca no les dejaran regalos a ellos también?
- Debe ser porque ustedes no dejan sus zapatos debajo del árbol, pensábamos
Así que les dijimos que llevaran todos sus zapatos y que los dejaran debajo de nuestro árbol, así los reyes magos se darían cuenta de que había más niños y les dejarían sus regalos.
Como éramos pequeñas y despreocupadas, no puedo recordar la cara de mi pobre mamá cuando le dimos la buena nueva de que una legión de muchachitos llevaría sus zapatos a la casa el día de reyes. Y tampoco puedo imaginar la cara de mi papá cuando mi mamá le transmitió la decisión de sus hijas.
Por supuesto que mis padres no se negaron y quién sabe con cuánto sacrificio consiguieron juguetitos y dulces para todos, incluso para el enésimo hijo de la señora de las tortillas, bebito que tenía sólo unos días de nacido.
En la víspera del seis de enero, no sé cuántos niños llegaron a mi casa para dejar bajo el árbol sus zapatitos viejos, algunos llegaron incrédulos y otros llenos de emoción.
El día de reyes todos los pares de zapatos amanecieron con obsequios y golosinas. Deben haber sido juguetes muy sencillos, pero cuando uno es niño es feliz con lo que le den.
Desde aquel día, cada año (durante no sé cuántos años) muchos vecinos siguieron llevando sus zapatos a casa.
Menos mal crecimos (dentro de nuestras limitaciones genéticas, claro está) y dejamos de dejar nuestros zapatos y los de los demás para alivio del bolsillo de mis padres. Pero cuando recuerdo aquellos días no puedo dejar de pensar que mis papás quizás no sean santos, pero sí son unos reyes y, además, magos.
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sábado, 3 de enero de 2009

El origen de mi blog:
Don Eraclio, la Isi y mis posibles futuros nietos


Mis hijas y yo somos adictas a la Red. Sin embargo, ellas no bloguean, pero pasan horas en el Hi5 y en el chat. Les gusta leer mis historias citadinas pero como que en el fondo no le encuentran la gracia a tener un blog y, o, a bloguear.
No puedo decir que es cuestión generacional porque sé que mucha gente incluso de mi edad tiene Hi5, Facebook y similares, y porque veo que en la blogósfera hay gente de todas las edades y temas para todos los gustos.
Varias personas me han preguntado por qué o para qué tengo un blog, y aunque ya he respondido parcialmente en algunos blogs, correos o verbalmente, pues se me ocurrió contarles lo que hay detrás de estas Historias citadinas y aprovechar para preguntarles qué los impulsó a abrir sus blogs.
En mi caso, fundamentalmente me motivó la posibilidad, como diría Mcluhan, de hacer de este espacio una extensión de la tradición oral, de las cada vez menos o cada vez más breves, pero siempre amenas sobremesas familiares.
La certeza la tuve durante la Filgua, cuando entrevisté a don Eraclio Zepeda quien ama contar historias familiares. Allí me convencí de lo valiosas que estas son y de la importancia de guardarlas para las generaciones venideras.
También tuvo que ver en mi decisión la llegada a este mundo de la Isi, la primera nieta (y única por el momento) de mi hermana Bele, que vino a poner a la familia de cabeza. Me puse a pensar, si esto es así con una sobrina nieta ¿cómo será con los míos propios? Como la vida es corta, no sé si voy a estar viva para narrarles estas historias (si algún día tengo nietos), así que decidí dejarles un archivo de anécdotas simpáticas, insólitas, curiosas o dramáticas… historias de la familia, de los amigos, en fin...
¿Y por qué hacerlo en la web? Ah, eso vino después, y lo hice porque hay tantas cosas feas y malas en el mundo que nos envenenan la vida, nos roban el sueño y nos vuelven paranoicos, que pensé que podía ser una parada, un descanso para los ciberviajeros que quieran distraerse un momento o compartir también sus historias. Total, a todos nos entretienen.
No es bueno vivir tensos, tristes, preocupados o amargados. Se los digo por experiencia. Durante los últimos años me he convencido de que es válida la teoría (hipótesis, suposición, planteamiento o fumada) de que las enfermedades cancerígenas, principalmente, tienen su origen en sentimientos negativos profundos (tristeza, soledad, frustración, enojo, y un largo etcétera) que se viven en soledad durante largo tiempo.
Y como ya pasé por ese trance, y no es nada bonito, los invito a procurarse cada día momentos de buen humor, sonrisas a granel y pensamientos positivos (cosa dura en este mundo y en esta sociedad, pero no hay imposibles).
Bueno, así nacieron mis Historias citadinas ¿cómo nacieron sus blogs?

viernes, 2 de enero de 2009

Aviso

Queridos amigos
Hoy no publicaré historias de aparecidos y fenómenos paranormales. Pero el próximo viernes tendremos aquí un invitado especial.
Feliz descanso para quienes no tuvieron que ir a trabajar.