Ser de baja estatura tiene su lado bueno y su lado incómodo.
Una de las inconveniencias ergonómicas es que la pestaña para proteger del sol los ojos del piloto en los vehículos, no alcanza a cubrir los de mi personita.
Una soleada mañana, iba en mi Chevito (el súper Chevy) por el centro histórico capitalino rumbo al parqueo cerca de la oficina. Conducía detrás de una camioneta (ahora llamada burra) echa lata (la camioneta, obvio) de la que colgaba, por la puerta trasera, el ayudante (hoy llamado brocha).
Como había mucho sol y la referida vicera no me hacía ni cosquillas, tomé con la mano izquierda el timón del Chevy y con la derecha intenté protegerme del sol.
Este ademán llamó la atención del brocha quien, en un arranque muy chapín de creatividad cómica, me hizo un gesto similar al saludo militar.
De más está contar que en lugar de enojarme por ser blanco de esta burla, me dio tanta risa que me fui riendo todo el camino, sin poderlo evitar, hasta el parqueo.
Todavía hoy, cuando escribo este recuerdo, se asoma una enorme sonrisa a mis labios.
3 comentarios:
jajaja .. quedó chilera la imagen
¡mil gracias!
:o)
tu blog me ha hecho reirme mucho! buenísimas tus historias.
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