Ya hemos hablado que en toda familia siempre hay un hijo o hija más travieso que los demás (al menos se ha tocado concretamente en tres posts anteriores sobre el tema).
Pues bien, una de las mejores cosas que le pueda pasar a uno es descubrir que uno de sus progenitores tuvo tan dudoso "mérito" en su familia. Eso garantizará alegres historias para recordar y compartir.
En mi caso, se trata ambos padres... así que esto multiplica las historias y explica, de paso, las travesuras de mis hermanas.
Hoy les contaré un poco sobre mi madre... Ah, no sé mis tíos... supongo que fueron tremendos... pero mi mamá seguramente los superó con creces. Ella era la menor de todos sus hermanos, así que venía "corregida y aumentada".
Pues bien, mi mamá fue la más pequeña hija del segundo matrimonio de mi abuelo quien enviudó siendo joven. Luego él se casó con mi abuela, a quien le doblaba la edad. Así que su hija mayor (la del primer matrimonio) era casi de la edad de mi abuela.
Pues bien, esta tía tuvo un laaaaaaargo noviazgo. Creo que duró algo así como 17 años de novia de mi tío hasta que finalmente se casaron "hasta que la muerte los separó" (y supongo que los volvió a juntar).
Pero bueeee, ya me salí del tema.
Lo cierto es que cuando mi tía era novia de mi tío, ellos se encargaban todas las noches de cerrar la panadería que mi abuelo tenía frente al Hospital General. Y como toda pareja de tortolitos, aprovechaban esos momentos de oscuridad y silencio para darse sus piquitos y decirse cosas bonitas.
Mi madre... que era una niña muy traviesa y pícara, se escondía tras el mostrador para ver aquellas escenas que para cualquiera que no sean los protagonistas resultan divertidas.
Cierta noche, cuando apagaron la luz y estaban en ese momento de la despedida, mi tío le cantó a mi tía un trozo de canción:
-"¿Quién te quiere como yo?"
A lo que mi tía respondió, también cantando:
- "nadie, nadie, nadie..."
Y luego...
-"¿Quien te adora como yo?"
-"Nadie, nadie, nadie..."
La niña (mi mamá) soltó una carcajada y delató el lugar de su escondite ante el sonrojo y enojo de los enamorados.
De más está decirles que por esa travesura recibió una buena tunda y la prohibición de que volviera a espiar a los prometidos...
...Pero no escarmentó (continuará)...