viernes, 24 de julio de 2009

La casa del terror (I)

Un viernes más... y bueee, una historia extraordinara más. Esta vez, contada por Tamara quien la vivió en carne propia de una manera muy especial ya que, según veremos... ella quizá posea poderes ultrasensoriales. Estoy segura de que les gustará, asombrará y querrán saber más historias sobre aquella casa... ¿en qué me baso? En el relato de Tamara, a continuación:

Cuando tenía unos 9 o 10 años, nos mudamos con mis padres a una casa muy especial...Era grande, tenía 2 plantas, en la parte de arriba había, un baño y 3 dormitorios, el mío, el de mi hermano (hijo de mi padre 9 años mayor que yo, un muchacho ya crecido :) y el de mis padres, este último tenía una decoración muy particular, el empapelado era negro con flores rojas, si, además de feo, era tenebroso y tenía un sistema de luces que era de tres colores, blanca, amarilla o roja, si ponías las luces rojas (si, para un adulto esto podía resultar sexy, pero recordemos que era yo una niña :) el panorama era aún más aterrador...En la habitación de mi hermano había un clima extraño, hacía más frío que en el resto de la casa y a mi me pasaba que ponía un pie adentro y se me erizaba todo el cuerpo, como si me recorriera un escalofrío y sumado a esto, mi madre que siempre fue de andar metida en temas tenebrosos, espirituales y esas cosas, había guardado en el ropero de esa pieza un libro que se llamaba los hijos del diablo (acá vale aclarar que mi pánico por esos años era a esa figura, la del diablo, es que después de ver La profecía y El exorcista a los 6 o 7 años, quedé suceptible :) o sea que de la única forma que entraba a esa pieza, era, si estaba mi hermano o alguien más o si estaba con miedo después de alguna pesadilla, sorteaba el pánico de entrar a oscuras y me acurrucaba al lado de mi hermano en su cama, me tapaba y me dormía.Mi pieza funcionaba bastante bien como refugio, no me sentía tan mal ahí, salvo cuando ocurrían acontecimientos como las repetidas pesadillas, que en mi vida he tenido tantas como en esa casa (la más recurrente era mi madre persiguiendome tipo psicosis con el cuchillo para matarme jaja, terrible), o cuando empezaban a subir y bajar la escalera, si si, se oía claramente, que a veces una y otras más personas, subían o bajaban la escalera, mirabas y no había nadie, pero el ruido seguía, encima, para completar la ecuación del terror, la que percibía todas estas cuestiones era yo, mi madre un poco y el resto nada...Empecé a pasar noches sin dormir, con todas las luces prendidas, pero a veces también empezaban a formarse figuras extrañas en el techo de la pieza y por el lado de afuera, pasaban sombras que corrían de un lado a otro, o hacían una especie de ronda en el medio del pasillo, en tonos diferentes, si si, a los 10 años, se hacía muy dificil dormir así jaja...Entonces mi madre que siempre tenía un vidente a quien recurrir, me llevó y la escena fue la siguiente:Este señor tenía un consultorio de médico, porque era médico, pero se ve que ganaba más con esto que como médico :) y la luz era casi inexiste, tenebroso, en un momento apaga la única luz que había, que era un velador que se encontraba al lado suyo y me pregunta que veo, yo del susto que tenía no veía nada jaja, resulta que este buen hombre, para no llamarlo de otra forma, salió con la feliz teoría de que poseo poderes extrasensoriales y me dice que yo puedo ver el aura y que por eso percibo y veo cosas, que si quiero puedo ver más y ser como el!! Yo, 10 años! Pánico total, que me duró hasta hace poco jaja, ante determinadas situaciones, porque la verdad, yo no quería ver nada!!!... Su solución fue más aterrorizante aún y mi madre la cumplió al pie de la letra, claro, prenderle una vela a la foto de un familiar muerto, aca vale aclarar que vivían todos mis abuelos y mis padres son hijos únicos, así que siendo tan pocos vivos, muertos menos, salvo una hermana de mi mamá que había fallecido 4 años antes de que ella naciera, a los 4 años casualmente, la foto era otra cosa de temer, antigua, esta niña, preciosa, si, tenía una carita muy especial, entre angel y demonio y el decorado donde estaba, era una película de terror, sillón viejo, perro blanco, no sé, a mi me daba miedo. Así que todas las noches, mi madre sacaba la foto, le prendía una vela y nos ibamos a dormir...No hubo cambios, claro, al contrario, mis miedos crecian y encima ver esa imagen con la vela, peor!!!Bueno, quedó demasiado largo, pero hacía falta para introducirte en el tema, otro día te cuento las historias más puntuales mías, de mi familia y de la gente que se quedaba, jaja, nadie se iba como llegaba de ahí...

miércoles, 22 de julio de 2009

¿De qué estamos hablando?


Muchas veces hablamos con alguien y a media conversación caemos en cuenta de que no hablábamos de lo mismo. Eso le ocurrió a Maribel de Morales con su nena, vean ustedes qué situación:


Una vez mi hija tuvo que ir a ver una presentación de teatro por parte del colegio en el Museo del Ferrocarril. Como nos quedaba cerca, caminamos y llegamos a la Plaza Barrios (donde actualmente está la estatua de Don Justo Rufino Barrios) –que por cierto, el lugar ha mejorado muchísimo con la llegada del transmetro y quiero aclarar que no es propaganda- , pero ahora está mucho más ordenado y limpio.
Mientras esperábamos a sus demás compañeras que venían del colegio en bus escolar, nos pusimos a ver las representaciones que están forjadas en metal en las bases del monumento a Don Justo. Y en una de ellas, representa la fatal batalla, donde cayó herido de muerte.
Yo le explicaba a mi hija el porqué de esa guerra: Don Justo Rufino Barrios soñó con una Centroamérica unida, pero desvió levemente el camino y quiso forzar la unión en lugar de vender la idea. En ese momento apareció el bus escolar, pero no podía pasar porque el tráfico era bastante intenso y no lograba llegar al estacionamiento del Museo.
Mi hija hizo el comentario sobre el bus que hacía los intentos por pasar en el momento en que yo inspirada le seguía contando parte de la historia de la fallida unión centroamericana, y me dijo: “mami, y todavía no han logrado pasar de allí” a lo que yo contesté sin dejar de ver la escena de la batalla: si querida hija, todavía siguen trabados en esa lucha” ¿a cuál lucha te refieres mami? Pues a la de fusionar a los cinco países centroamericanos. No mami, yo me refiero al bus que no ha logrado pasar la calle para llegar aquí. ¡Ups!

lunes, 20 de julio de 2009

Solidaridad extrema

Hola
Sigo incomunicada, por eso no he podido ir a visitarlos. Pero afortunadamente tengo apoyo paara que me publiquen las historias citadinas que estaràn programadas para esta semana.
Hoy les traigo una simpatiquìsima historia familiar de Lady Marian. Espero que la disfruten y rìan tanto como yo. Sin màs comentarios, los dejo con ella:

Cuando mi madre era chica pasaba las vacaciones con sus hermanas y sus padres (que son, obviamente, mis tías y mis abuelos) en la ciudad balnearia de Mar del Plata. Parte del tiempo mi abuelo se instalaba allí con la familia, pero el resto del tiempo tenía que regresar al trabajo. Durante esa época él visitaba a la familia los fines de semana y regresaba a trabajar a la ciudad de Buenos Aires de lunes a viernes.
En una de estas oportunidades en que él volvía a Buenos Aires, fue acompañado por mi madre y mi abuela a la estación de trenes. Él subió al tren y ellas se quedaron en el andén esperando la partida. De pronto, cuando el tren comenzaba a moverse, vieron a dos señoras con unos cuantos kilitos de más corriendo tras el tren. Una de ellas se había adelantado un poco y parecía que estaba por alcanzar el objetivo de subirse al tren pero a la otra, que llevaba una valija (=maleta) en la mano, le costaba más avanzar.
Mi madre y mi abuela habían estado mirando pero, al ver que tenían dificultades, corrieron para socorrerlas. La primera señora había conseguido subir al tren y tiraba de la valija que la otra alzaba. Las dos mujeres de mi familia colaboraron con el equipaje y comenzaron a ayudar a la que había quedado retrasada para que pudiera treparse al tren. Les costaba bastante porque la señora era bastante regordeta y no parecía muy ágil ya que no colaboraba demasiado. Sin embargo ellas insistieron con mucha energía (las mujeres de mi familia siempre han sido muy solidrias). De pronto la mujer se da vuelta con la cara encendida y les dice: "Yo no viajo, estúpidas!!!".
Al notar la confusión ellas dejaron de empujar el enorme trasero y la señora pudo soltarse. La escena terminó con la pobre mujer insultando y mirando furiosa como mi madre y mi abuela se colgaban de las columnas de la estación para no caerse al piso mientras lloraban de la risa. Eso sí, no aprendieron la lección porque nunca dejaron de ser solidarias, al punto de a veces resultar "metidas" (por supuesto ellas nunca admitirían eso).

viernes, 17 de julio de 2009

Miedo en la panadería

Y bueeee, otra vez es viernes, lo que significa que nuevamente tenemos aquí una historia de fenómenos extraños. Esta que les contaré hoy ocurrió hace casi setenta años, cuando mi madre era niña. Ella era la menor de siete hermanos, y la más miedosa también. Vivían en una enorme casa antigua, frente al Hospital General. En la casa había una panadería propiedad de mi abuelo.
Era una gran panadería en la que trabajaban varias personas. Cuando se hacía pan allí, había mucha actividad. Pero cuando las tareas terminaban, todo quedaba nítido y en su lugar.
Una noche, reunidos muchos de los hermanos (incluida mi madre) se pusieron a contar historias de miedo en una habitación contigua a la panadería. De pronto el pánico se apoderó del grupo poniéndoles eriza la piel al mismo tiempo que escuchaban cómo trabajaban febrilmente del otro lado de la pared. ¡Pero no era hora de hacer pan!
Todos los allí presentes escucharon perfectamente cómo dejaban caer del otro lado la enorme puerta de hierro del gran horno, escucharon también cómo golpeaban con fuerza las tapaderas de los depósitos de azúcar y harina, parecía como si alguien muy furioso lanzara al aire ollas y utensilios del oficio. También cómo golpeaban la masa contra la mesa.
En medio del pánico que sintieron, los mayores se envalentonaron y decidieron asomarse a ver qué era lo que provocaba aquel caos ¿un panadero ebrio? ¿enojado, quizá por tener que trabajar horas extra?
Como nadie quería quedarse solo, el grupo completo se trasladó al lugar. Abrieron la puerta esperando encontrar aquel tremendo caos de gente trabajando. Sin embargo, todo estaba en orden, todo limpio, cada cosa en su lugar en medio de un terrible silencio sepulcral.
¿Fue producto de la imaginación? ¿pánico colectivo? Lo cierto es que a lo largo de sus vidas ninguno pudo olvidar esa insólita experiencia.
Como en todo oficio, siempre hay más de alguna superstición. Alguien les recordó que los panaderos limpiaban bien su lugar de trabajo y dejaban todo muy pero muy ordenado pues cuenta una leyenda que si queda harina en el suelo esto atrae a los espíritus (o algo así).

miércoles, 15 de julio de 2009

Paranoia II

Ya que estamos hablando de la paranoia que se vive en este país desde hace muchocientos años, les voy a contar una historia que tuvo lugar hace quizás un par de décadas. Para que vean que esto del miedo a ser asaltados no es asunto nuevo.
La anécdota me la contaron mis hermanas Winy y Bele y le ocurrió a la abuelita de una de sus compañeras de trabajo (ellas trabajaban juntas en aquella época).
Resulta que la señora, doña A (de abuelita, porque no le sé el nombre), quería ir al mercado, pero tenía que irse en bus pues no había quién la pudiera llevar en auto.
La señora se quejaba y decía que de plano la iban a asaltar. Pero, aún así siguió con su plan de ir sola al mercado, eso sí, con los cinco sentidos muy despiertos para no dejarse sorprender.
Dicho y hecho. Ya en la camioneta (bus) cuando volvía a casa con la canasta de las compras, doña A se dio cuenta de que no tenía su reloj de pulsera. Vio de reojo al seguro responsable de aquel robo, su compañero de asiento, un joven que se veía muy decente, y pensó “esto no se va a quedar así”.
Como pudo, buscó entre su bolso de mano y descubrió que llevaba sus tijeras. Las sacó y deslizó su mano hasta el costado del joven quien de inmediato sintió la punta afilada del arma blanca.
-Ponga el reloj en la canasta ¡ahora! Le dijo entre dientes, pero lo suficientemente claro como para que el muchacho no tuviera dudas de que hablaba en serio.
El hombre depositó algo en la canasta de la mujer e inmediatamente tocó el timbre y se bajó del bus.
Entre triunfal y colérica, doña A llegó a su casa muy acalorada y refunfuñando.
-Se los dije, me iban a asaltar. Pero el tipo ese no contaba con que yo no me iba a dejar y lo hice que me lo devolviera.
-¿Está bien abuela? ¿Qué le robaron? Preguntaron sus nietas, preocupadas.
-Mi reloj, el tipo ese se robó mi reloj de pulsera.
Una de las nietas, extrañada, le dijo:
-Pero abuela, usted misma se quitó el reloj antes de salir de la casa. Aquí está.
Fue hasta ese momento que doña A buscó en el fondo de la canasta para ver lo que el joven había depositado en ella: un reloj de hombre.
¡La asaltante de ese día fue ella! jajajaja
¡plop!

lunes, 13 de julio de 2009

Paranoia


Como ya comenté, todas las entradas de esta semana, y posiblemente de la próxima, serán programadas pues tendré poco acceso a internet en estos días.

Así que decidí contarles unas historias cortas, pero el viernes, una de las historias de miedo de la panadería de mi abuelito materno.

Hoy les contaré una historia que ocurrió hace poco más de diez años, cuando el problema de la inseguridad y la violencia no había adquirido las actuales dimensiones.

Resulta que una vecina mía, Lety, iba por el bulevar principal de Ciudad San Cristóbal, así que decidió pasar a una panadería muy afamada que quedaba en una callecita aledaña a dicha vía.

Al salir de su vehículo, vio que un hombre venía en dirección a ella. Mil ideas pasaron por su mente en ese momento (iba con su pequeño nene de unos dos añitos). Así que, temiendo lo peor, decidió tomar la iniciativa. Le hizo frente al hombre, le extendió las llaves del auto y le dijo

-¡Lléveselo! pero por favor no nos haga daño, no le vaya a poner una mano encima a mi bebé.

El hombre, entre atónito y ofendido le dijo.

-Tranquila señora, no le voy a hacer nada, sólo voy a comprar el pan para la cena.

¡Plop!

No quiero imaginar las cosas que esta mujer hará en estos tiempos en los que la situación está muchísimo peor.

domingo, 12 de julio de 2009

Nueva ola de premios (III parte)

Hola
Las últimas entradas fueron programadas porque he estado (y estaré) fuera por unos días. Venía a dejar este mensaje, pero encontré que Any y Norma me dejaron dos premios más.
Any me dio el "Premio a la creación atística", que les dejo aquí con su respectivo dibujito. Es para todos ustedes también.


Norma me dio la coronita "Ducado de Mardeleb" que ya antes había recibido de Lady Marian y que en ese momento ya le había hecho un dibujito.
Gracias, amiguitas blogueras.

Pero no se termina aquí la cosa. Tamara me incluyó en un juego muy divertido en el que hay que reproducir el quinto párrafo de la página 161 del libro que estés leyendo.
Y bueee, como no todos los libros tienen 161 páginas o más, pues haremos aquí una variante. Siempre me han parecido determinantes las primeras palabras de un libro, un artículo, un escrito. Así que los invito a que dejen aquí (o en sus respectivos blogs, si lo prefieren) el primer párrafo, o las primeras líneas de su lectura actual.
En el blog de Tamara dejé la frase de la página 161, así que aquí los dejo con las primeras líneas del libro que leo, Leyendas del Unicornio, de Odell Shepard.
"Sobre la mesa, frente a mí, tengo una larga y recta vara de marfil. Del tamaño de un bastón, tiene en su extremo superior un diámetro de unos cinco centímetros y se va afinando hasta llegar a un extremo puntiagudo. A su alrededor, en el sentido contrario a las agujas del reloj, se forman bandas de no más de siete milímetros de altura, dando aproximadamente dos vueltas y media de un extremo a otro. En conjunto, forman una lanza retorcida (...)".
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Iré visitando sus blogs en la medida que me sea posible, de lo contrario, pues les dejo un apapacho hasta que retome mi actividad bloguera debidamente.
Dejo programadas las entradas de esta semana.
Apapachos
Nancy

Nueva ola de premios (II parte)

Y como les decía, Luna me dio también este otro premio. Les recuerdo que yo no sé entregar premios porque siento algo extraño no poder dárselos a todos, entonces los dejo aquí para que todo el que quiera se los lleve a su blog.


Nueva ola de premios

Y buee, una de las formas de demostrar cariño y amistad por este medio son los famosos premios. Esta semana Tamara, Norma y Luna coincidieron en otorgarme el premio a un blog encantador... Gracias, mis queridas amigas.

Aquí está el dibujito:




Aquí está el premio.

Además, Luna me dio otros dos premios. Los dejo con uno acá y coloco el otro en un nuevo post pues ya se me hizo bolas la colocación de tanta imagen. ustedes perdonen:

viernes, 10 de julio de 2009

Posesiva

Como es viernes de nuevo, aquí los dejo con dos de las historias más insólitas que me han contado. Lo increíble de todo es que dos hombres que conozco tuvieron, cada uno por su lado, experiencias casi idénticas... y estos caballeros no se conocen entre sí. Eso sí, ambos tenían muchas cosas en común cuando vivieron estas experiencias.

Una tarde de viernes en la oficina, durante un largo "tiempo muerto" que solíamos tener ese día de la semana, nos dio por contar historias de miedo. De esas que me gusta compartir con ustedes precisamente los viernes. La mejor historia de esa tarde la contó Carlos quien dijo que cuando se acababa de separar de su ex esposa, una noche llegó a su casa y como no tenía nada mejor que hacer se fue a su cuarto y se acostó esperando conciliar el sueño.
Cuando estaba por dormirse escuchó un ruido. Sí, era como si alguien abriera la puerta de la calle y entrara. Con toda claridad pudo escuchar los pasos que se dirigían directamente a su dormitorio. En ese momento, intentó incorporarse y tomar algún palo o algo para defenderse, pero inexplicablemente se quedó paralizado en su cama. Dijo no haber sentido miedo, pero le fue imposible mover un solo dedo.
De pronto, en la penumbra y ante su asombro, vio la silueta de una mujer que se dirigió hacia su cama, se subió a ella y a gatas llegó hasta donde él estaba. Se acercó y le susurró al oído "eres mío". Por extraordinario que parezca, Carlos no pudo verle el rostro.
Como les dije, una historia similar vivió don E. un vecino mío quien se ha caracterizado por ser un hombre muy valiente. Me enteré de la historia cuando le conté a mis hijas la vivencia de Carlos. Entonces mi hija mayor me dijo que algo idéntico había vivido don E. Ese señor se ha enfrentado con mareros que han intentado robarle. El don, pues, no se anda con cuentos y es realmente un hombre para nada miedoso.
Pues bien, don E. vivió un tiempo separado de su familia mientras él arreglaba la casa recién comprada. Una noche, cuando acababa de acostarse escuchó cómo se abrió la puerta de la calle y luego los pasos hacia su habitación. A pesar de su valor, no pudo moverse. La historia es idéntica a la de Carlos. La mujer se acercó a su cama y casi encima de él le susurró que él le pertenecía.
Cuando pudo moverse, don E. se levantó, se vistió y se fue esa misma noche con la familia. Tuvieron que pasar tres días para que ese hombre volviera a su casa y, como les repito, a mí me consta que es un hombre a veces hasta temerario. ¿Alguien por casualidad sabe quién puede ser ese personaje que entra a las casas de los hombres solos, se sube a su cama y les susurra "eres mío"?

miércoles, 8 de julio de 2009

Prendas al revés


Ya estoy imaginando que Maribel de Morales es mi pariente pues sus historias familiares de despistes, aparecidos y demás se parecen a las de mi familia. En fin, para que se den una idea, los dejo con ella quien cuenta una historia que bien podría haberla protagonizado yo o alguno de mis parientes. Juzguen por ustedes mismos:


Mi tía se ha caracterizado por usar las prendas de vestir al revés. Para los que vivimos junto a ella, se nos ha hecho de lo más natural, aunque siempre se nos escapa una sonrisa y nos sorprendía el hecho de que no hubiera logrado superar el reto de salir vestida normalmente.
Lo más gracioso del asunto era cuando nos contaba la cara que puso fulano o la vecina de más allá cuando se percataban que ella iba camino al mercado o hacer algún mandado con la ropa al revés. “Doña fulanita lleva el suéter al revés” a lo que ella contestaba “ahora así que se quede” o “no me di cuenta, yo siempre hago lo mismo”.
No sé di podríamos decir que era despistada, más bien siempre estaba apurada, preocupada de los demás y de lo que tenía que hacer y creo que eso le provocaba salir así. Lo curioso es que le pasaba solamente en el diario ajetreo, pues cuando tenía que prepararse para algún evento o fiesta, entonces sí se fijaba en cómo se pondría la ropa.
Usaba las blusas y suéteres al revés y con los pantalones se ponía lo de atrás para adelante -imagínese usted lo incómodo que sería caminar largos tramos-. Y no se diga de las medias o calcetas, siempre teníamos que hacerle la observación.

Maribel de Morales

martes, 7 de julio de 2009

Un regalo de Norma


Mi amiga Norma me regaló esta banderita de Guatemala. Mil gracias por ser tan especial.
Apapachos
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Es posible que estos días no pueda entrar a los blogs de ustedes (ni al mío) por falta de tiempo. Sin embargo, ya dejé programadas varia entradas. Besitos.

domingo, 5 de julio de 2009

Boca de calcetín


Aquí en Guatemala llamamos "boca de calcetín" a todos aquellos que cuando abren la boca "meten la pata". Esto le pasó a mi amigo bloguero Aníbal Ruiz (http://www.elchapinesceptico.info/) en esta historia. Diviértanse, disfrútenla y "aprendan la lección", jajaja. Los dejo con él.


Hace como cuatro años, mi esposa me preguntó qué quería para mi cumpleaños y le dije que quería un pastel "volteado de piña" como el que hace mi mamá. Ella, muy atenta, dijo que lo iba a hacer y ya no supe más hasta que el dichoso pastel llegó...

Mi esposa se fue a preguntarle a mi mamá cómo se hacía el pastel "volteado de piña". (Ënfasis en "cómo se hace" no "cómo lo hace usted"...) Mi mamá le dijo que no sabía y la refirió con otra señora que es excelente cocinera.Para hacer el cuento largo corto, mi cuñada que también es excelente repostera llegó a ayudar a mi esposa y se pasaron un día completo sufriendo el bendito "volteado de piña". Llegado el momento de partir el pastel, se partió y lo probé. Nada diplomático y muy tontamente se me ocurrió decir "éste no es, así NO ES COMO LO HACE MI MAMÁ..." Como las señoras entenderán, se volvió la de San Quintín. El resultado es que hasta la fecha de hoy y para siempre, si quiero un pastel de cumpleaños lo haré yo ó lo compraré porque doña Carol no va a hornear un pastelito para mí... :( no son como los de mi mamá...

El acápite a la historia es que mi mamá se mata de la risa hasta el momento, porque el "volteado de piña" que ella hace es un pastel con algo de piña en la masa y rodajitas encima. No hace el verdadero "volteado de piña" porque es muy complicado y toma mucho tiempo.Señores: NUNCA LE DIGAN A SU MUJER QUE LA COMIDA NO ESTÁ "COMO LA DE MI MAMÁ". Es un atajo directito al infierno. Señoras: entiendan a sus maridos. Los pobres somos idiotas de nacimiento.

viernes, 3 de julio de 2009

Teatro de terror




¿Viernes de nuevo?
Ay, qué cosas, este día me persigue, ya me tiene obsesionada. Y bueee, esta semana se la dediqué a los recuerdos de mi hermana Vivi. Así que para hoy los dejo con esta historia que no es de miedo, sino de risa, para variar un poco.
Apapachos y me adelanto a desearles un feliz fin de semana.
Los dejo con la Vivi:

Cada vez que leo las historias del viernes me acuerdo de "Teatro de terror". Las películas de Drácula con Vincent Price, el hombre lobo, todas esas películas que nos aterrorizaban pero no nos las perdíamos, aunque no pudiéramos dormir después de ver tele. A veces nos vencía el sueno y le pedíamos a mi mami que nos despertara para poder ver "Teatro de terror".
Esa noche yo me dormí antes de las 11 de la noche y no sé si la película de esa noche era una historia de un zombi o de una momia, la cosa es que ya habían empezado a ver la película cuando la pobre Isa (mi mamá) se acordó que yo quería ver. Estaba bien espeluzante la historia, así que cuando hubo anuncios, mi mamá se levantó y fue a mi cuarto a despertarme para que no me perdiera la función. Me habló: Vivi.. Vivi... ¡ya empezó teatro de terror! y dice que nada. Entonces me fue a mover y empezó Vivi..Vivi.... Ella dice que me senté en la cama, con los ojos bien abiertos, con la mirada perdida y sin hablar, trató de acostarme pero yo estaba inmóvil, tieza... entonces me tiró la cobija encima y salió corriendo del cuarto llena de miedo.
Yo...... ni supe lo que pasó, hasta el día siguiente que la pobre viejita me contó. Eso sí... nunca más me prometió despertarme para ver teatro de terror.

JA JA JA! Historia de miedo? ...........o de risa? Con la Isa todo es de risa. Siempre nos decía que no existían los espantos que "Tienen miedo de sus pecadotes"... Y despues nos contaba historias de miedo de la panadería de mi abuelito. JIJIJI JAJAJA

miércoles, 1 de julio de 2009

No es lo mismo...

Queridos todos,
Estuve fuera unos días, así que por eso no he podido comentar mucho en el blog y apenas me puse al día con algunos de sus blogs. Mientras aterrizo en la realidad, los dejo con esta breve anécdota que recordó mi hermana Vivi, quien desde hace muuuuchos años vive en EEUU.
Cuando regresé a Guate la primera vez, la Chatía (nuestra sobrina mayor) andaba muy pegada conmigo y yo le andaba comprando cosas y regalitos.
Después te fuimos a traer a Honduras y cuando estabas en Guate tú y mi mami estaban haciendo un pastel. De repente vos preguntaste: Mami, ¿dónde está la "lambiscona" ? y mi mamá inmediatamente señaló a la Chatía y respondió: Aquí está, en el patio.

¡Plop!

P. S. En ese tiempo yo no sabía que a la paleta de hule se le llamaba "lambiscona" en Honduras.

p.d. (mía)
Lambiscón, en Guatemala, es algo así como adulador, interesado...