Comenzaré contando que todas estas historias fueron relatadas por familiares, quienes lograron transmitirnos en alguna medida ese asombro, miedo e incluso terror ante tales acontecimientos. Pero aunque se nos helara un poco la sangre, siempre estábamos dispuestos a escuchar una más.
La casa donde transcurrieron estas cosas es propiedad de mi primo y su familia. Podríamos catalogarla como “embrujada”, decían que había sido un taller mecánico y la construcción era de un solo nivel, con patio trasero en donde todas las noches se escuchaba que alguien lloraba.
Creo que estas manifestaciones no son para todas las personas, y el que no me hayan sucedido a mí no quiere decir que no crea en ellas. En alguna ocasión tuvimos que dormir en esa casa mi tía y yo, pues fuimos a cuidarla en ausencia de la familia y les aseguro que aunque no pasó nada sobrenatural, no pudimos dormir y cualquier cosa nos provocaba sobresaltos y solo pedíamos a Dios que amaneciera pronto para acabar con la tortura.
La casa fue bendecida varias veces y hasta la fecha no se ha sabido de más incidentes.
A mi primer relato le llamaré:
La Lavandera
Mi primo había salido de viaje y le había encargado a su hermana y a su cuñado como diríamos en buen chapín: “echarle un ojo” a su casa.
Mi prima aún soltera, vivía con mis tíos y ese día domingo camino al mercado con mi tía, pasaron a la casa. El portón originalmente era de madera, de dos puertas y un gran tubo en posición horizontal del lado dentro la mantenía medio cerrada, permaneciendo así solo cuando la familia estaba en casa, de lo contrario se cerraba o se atrancaba.
Sería sorpresa para mi prima que cuando ella empujó la puerta ésta se abrió con facilidad y asomando la cabeza vio al final del corredor a una señora que estaba en la pila, vestía falda y blusa y su trenza hasta la cintura era de color oscuro. Vino mi prima y dio los buenos días varias veces, pero no obtuvo respuesta y pensó que era por el ruido del chorro de la pila. Jamás entró ni se acercó lo suficiente como para verla de frente. Al ver que no le respondió, volvió a la calle y le contó a mi tía que había una señora lavando, que seguramente mi primo la había dejado encargada de la limpieza y lavado de ropa.
Al regreso de la familia se les contó que no había ninguna novedad, más que la visita de la señora que lavó la ropa; ellos contestaron que no habían encargado a nadie y que al preguntarle al cuñado, éste tampoco había ordenado nada.
Lo curioso del caso es que la pila estaba con el nivel de agua que cuando se marcharon y estaba como si nadie la hubiera usado. Mi prima recuerda con escalofrío este pasaje y no deja de imaginar que la cara que no logró ver hubiera sido... quizás... la de caballo.
La casa donde transcurrieron estas cosas es propiedad de mi primo y su familia. Podríamos catalogarla como “embrujada”, decían que había sido un taller mecánico y la construcción era de un solo nivel, con patio trasero en donde todas las noches se escuchaba que alguien lloraba.
Creo que estas manifestaciones no son para todas las personas, y el que no me hayan sucedido a mí no quiere decir que no crea en ellas. En alguna ocasión tuvimos que dormir en esa casa mi tía y yo, pues fuimos a cuidarla en ausencia de la familia y les aseguro que aunque no pasó nada sobrenatural, no pudimos dormir y cualquier cosa nos provocaba sobresaltos y solo pedíamos a Dios que amaneciera pronto para acabar con la tortura.
La casa fue bendecida varias veces y hasta la fecha no se ha sabido de más incidentes.
A mi primer relato le llamaré:
La Lavandera
Mi primo había salido de viaje y le había encargado a su hermana y a su cuñado como diríamos en buen chapín: “echarle un ojo” a su casa.
Mi prima aún soltera, vivía con mis tíos y ese día domingo camino al mercado con mi tía, pasaron a la casa. El portón originalmente era de madera, de dos puertas y un gran tubo en posición horizontal del lado dentro la mantenía medio cerrada, permaneciendo así solo cuando la familia estaba en casa, de lo contrario se cerraba o se atrancaba.
Sería sorpresa para mi prima que cuando ella empujó la puerta ésta se abrió con facilidad y asomando la cabeza vio al final del corredor a una señora que estaba en la pila, vestía falda y blusa y su trenza hasta la cintura era de color oscuro. Vino mi prima y dio los buenos días varias veces, pero no obtuvo respuesta y pensó que era por el ruido del chorro de la pila. Jamás entró ni se acercó lo suficiente como para verla de frente. Al ver que no le respondió, volvió a la calle y le contó a mi tía que había una señora lavando, que seguramente mi primo la había dejado encargada de la limpieza y lavado de ropa.
Al regreso de la familia se les contó que no había ninguna novedad, más que la visita de la señora que lavó la ropa; ellos contestaron que no habían encargado a nadie y que al preguntarle al cuñado, éste tampoco había ordenado nada.
Lo curioso del caso es que la pila estaba con el nivel de agua que cuando se marcharon y estaba como si nadie la hubiera usado. Mi prima recuerda con escalofrío este pasaje y no deja de imaginar que la cara que no logró ver hubiera sido... quizás... la de caballo.
8 comentarios:
esta poseiiiiiiidaaaaaaa, digo, ya vieron yo la vi yo la vi pero de noche vaaaa
Hola Nancy,
Ay....Pues menuda historia nos has traído...Ahora tendré que irme con ojo cuando me vaya a dormir ;P.
Estos días con 13 nos llevan a hacer volar la imaginación. Pro cierto, me ha encantado la expresión "ñaca, ñaca" ...muy divertida.
Yo no volvía a esa casa en muuuucho tiempo. ;)
Un beso muy fuerte y buen fin de semana.
Cuidate.
Hola Nancy...
sigo con interes tus textos =)
Quiero recomendarte un blog de un verdadero Hechicero...realmente sorprendente, encantador y con cualidades increibles.
No como los brujos de los cuentos sino real.
Es de mi ciudad y ha reabierto su blog y me permitió poner el link.
http://magusl.blogspot.com por si deseas algún dia visitarlo.
Saludos!
Diana
No me dio miedo, lero, lero, candelero.
Saludos
Nancy,
Aquí te saludamos toda la familia Morales Aguilar.
Hoy leímos con emoción este relato, no solo por lo espeluznante, sino porque es de Maribel.
Te quedó bonito el dibujito!!!!
Gracias!!!!
Vuelvo a disfrutar con tus historias, Nancy, y estoy super contenta por ello.
No pares, no pares.... y menos los "viernes 13" jejejeje
Besazo.
Eso de ver personas no lo he experimentado, solo oir ruidos. Pero si que da mello
Alagran, esta historia y para más fregar el gatuco negro! Saludos maestrísima.
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