En estos tremendos tiempos en que lo de "policías y ladrones" no es un juego de niños sino un par de sinónimos, que lo paren a uno los policías a la una de la mañana da ñáñaras ¿no?
Pues fue justo lo que me pasó hace unos seis años. Fue un miércoles o jueves santo en el que a la salida del trabajo me fui a casa de uno de mis mejores amigos donde se celebraba una fiesta.
No soy de desvelarme mucho y tampoco de ingerir alcohol, así que es común que con las 12 campanadas desaparezca el encanto y salga en mi carroza mágica (el súper Chevy, por supuesto) hacia mi casa.
Aquella noche no fue la excepción. Debía atravesarme medio mapa desde Villa Nueva hasta mi casa, del otro lado del mundo. Cuando faltaban unos cinco kilómetros para llegar a casa, en un lugar oscuro de comercios cerrados y sitios baldíos, tres policías agazapados me hicieron el alto.
Me detuve pensando que mi licencia estaba vencida.
Se me acercó "el jefe" y me pidió mis papeles. Al reparar en la fecha vencida me dijo:
- Su licencia está vencida, nos va a tener que acompañar
- ¿Cómo que está vencida? pregunté, haciéndome la sueca.
- Aquí mire, me dijo casi a gritos. ¡Hace un año venció! tine que venir con nosotros a la comisaría de Tierra Nueva.
Como cosa extraordinaria no me alteré, sino que respondí.
- Lo siento. Ustedes no son autoridades de tránsito y me detuvieron al azar, no porque yo cometiera alguna infracción. En todo caso corresponde una multa.
"El jefe" empezó a impacientarse y a levantar la voz.
- Tiene que acompañarnos.
Se me acercó el policía más joven y casi en tono de súplica me pidió
- Seño, por favor, no se oponga. Haga lo que dice "el jefe". No lo haga enojar.
- Mire oficial, yo ya me identifiqué, en cambio ustedes tienen las chumpas cerradas hasta el cuello y no me han dejado ver sus placas. ¿Quién me garantiza que no sean corruptos o farzantes?, dije en tono sereno.
El joven dio la vuelta para reunirse con los otros dos que discutían aparte. Al rato regresó y me volvió a pedir que "colaborara".
Para entonces ya habían transcurrido más de 10 minutos, por lo que pensé necesario cambiar de estrategia. No he sido nunca amiga de identificarme como periodista porque creo que no es ético hacerlo cuando estoy en una situación de ciudadana común y no de trabajo. No debería haber privilegios. Entonces les dije que me permitieran llamar a mi abogado (qué bueno que ya hay celulares). Llamé a mis amigos, uno de los cuales trabajaba en la SAE, pero a esas alturas de la fiesta estaban absolutamente etilizados y, aunque no entendía sus balbuceos, seguí con la charla:
- Sí, cómo no, licenciado, entiendo.
Colgué y les dije:
- Los voy a acompañar, pero vamos a tener que esperar un ratito a que el licenciado venga. Dice que esto está fuera de la ley, pero que le den unos minutos, que ya viene.
Los policías se sintieron molestos e impacientes. Yo trataba de ganar tiempo y así transcurrieron otros cinco o diez minutos (que me pareció media hora). Jamás me bajé del Chevy y ellos se retiraban por momentos a discutir entre sí.
Pasados unos diez minutos, "el jefe" se me acercó enojado y gritó
- No podemos esperar toda la noche, ¡nos vamos!
En ese momento comprendí que estaban dispuestos a que los "acompañara"
No tuve más remedio que insinuar mi condición de periodista como último recurso.
- De acuerdo, dije. Voy entonces a llamar a mis compañeros del periódico y los acompañaré en cuanto asome el licenciado o uno de ellos. El que venga primero.
Llamé a otro amigo y respondió la esposa porque él estaba absolutamente momo, no podía articular palabra, de la borrachera.
Yo seguí la plática:
-¿Ya cerraron la edición? Excelente. Aquí los espero pero, porfis, apúrense.
No cabe duda que la palabra "periódico" fue el abracadabra mágico que hizo desistir de sus intenciones a los policías.
Los vi discutir entre ellos. De pronto, arrancaron la motocicleta que tenían y "el jefe" llegó en ella junto a mi ventanilla. Evidentemente molesto (aceleraba la motocicleta) me gritó
- ¡Tome esta su m...! y me lanzó por la ventanilla la licencia. ¡Póngase al día!
y agregó
-¡A mí no me importa si es hija del presidente!
- Oficial, perdone, yo no dije serlo.
Sin escucharme agregó
- Ya me cansé de esperar, mejor nos vamos porque hay otros asuntos más importantes qué atender. ¡Ni que tan jovencita fuera!
Se fueron.
En ese momento el "ni que tan jovencita fuera" me golpeó. Tuve la certeza de que acababa de salvarme de quién sabe qué terrible experiencia. Me alegro de haberme comportado serena, de no haberme alterado ni asustado.
jueves, 5 de febrero de 2009
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13 comentarios:
como que te cuidan Nancy, porque pudiste parar en un motel de mala muerte. y eso no es nada agradable.
uff, que miedo
"ni que tan jovencita fuera!", a la gran, esque no hay que confiar en esos tipos, y peor a tal altas horas de la noche.
siempre me ha dado más desconfianza un chonte q te hace la parada que los vagos citadinos.
Aunque sé que son contados los honrados, lamentablemente son minoría.
Q bueno q saliste bien librada y era obvio que tenían intenciones fuera de sus funciones los muy hijos de su nana.
Saludos citadina !!!
Dejame decirte Nancy que me alegra que tu salieras sin problema, yo no me llevo bien con ninguna clase de policia, ni civil, ni emetra ni privada, los detesto, lamentablemente trabajo con muchos de seguridad privada, en frente de mi casa, hay un furgon de la pnc, pero con ellos es otra cosa, al menos a mi no me ha pasado nada, pero te juro que hubiera sido yo y los mando a freir esparragos, y una vez casi me llevan preso porque decian que mi moto era robada, claro que los mande a la fregada, y logre salir gracias a muchos amigos mios, cielos Nancy, te admiro por tu caracter
Chontes hdp´s, perdon Nancy, pero esos abusos de autoridad me caen como una bolsita de pipi en la espalda en la general sur del Mateo antes que empieze el partido (perdón nuevamente).
Pero mis respetos por quedarte serena y no dejarte, me llega ese duar de matar y de lo que sea.
Un abrazote
Se me pone la piel de gallina, sólo de pensar que la policía, que está para proteger a los ciudadanos, pueda formar parte de la delincuencia.
Por suerte aquí, aún cumplen con su cometido. Habrá algún sinvergüenza, eso es inevitable, pero aún cumplen con su cometido.
Fuiste muy valiente, Nancy.
Un abrazo.
Hola Nancy:
Regresandote la visita a mi blog, me encuentro con este post, y se me hace tan familiar la escena...
En la actualidad, en mi pais, en mi ciudad, uno le tiene mas miedo a los policias que a los asaltantes!, bueno, que para el caso es lo mismo. La unica ventaja es que en mi ciudad la policia no te puede detener por un asunto de vialidad, o sea solicitar la licencia o papeles. Pero estando sola a merced de sus corruptelas o instintos dizque por que son la autoridad, eso es de pensarse.
Benditos celulares!!
Diana
Esta, de todas tus historias es la que más me ha hecho sufrir. Que bien que estuvieras co esa serenidad y sangre fría, amiga mía.
Da escalofríos, pensar que les hubieras acompañado XDD!!
Aquí, por el momento, y que dure! no tenemos ese problema, pero con esta historia de la globalización... No se yo, por cuanto tiempo viviremos tranquilos al respecto.
Como siempre, en vilo, me tuviste.
Besos.
Yo, al igual que el verde, tambien les temo mas a estos cuates que a los vagos citadinos.
Lamentablemente me ha tocado estar como copiloto de cuates que tuvieron que dar mordida por no llevar sus papeles en orden y otras situaciones ilegales. Pero tambien he estado en otras en las que ademas de estar sin papeles ni nada, nos hemos salido sin dar mordida, pero quizas eso sea para una historia citadina, pues fueron muy chistosas, saludos!!
Cuando leí eso del "ni que tan jovencita fuera" se me hizo la carne de gallina, que bueno que mantuviste la calma Nancy. Y que bueno también que pudiste improvisar en esa situación, un abrazo.
esta me dio más miedo que la de halloween. Con lo que uno sabe de los policías!! Suerte que saliste bien. Un abrazo.
Huy, una vez vi un programa de esos gringos donde una chava le paso lo mismo, solo que su historia es un poco mas triste (no vivio para contarlo :S), y es mas una vez nos paso lo mismo con mi hermana y mi prima, gracias a Dios, no paso nada grave, en estos tiempos hay que tener cuidado hasta de nuestra sombra :S....
Salu2.-
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