sábado, 27 de septiembre de 2008

El ojo de vidrio


Ayer que Lucía me contó que su beba de dos añitos le bailó por teléfono la canción para los abuelitos que bailó en su colegio, recordé esta historia cortita pero muy divertida que me contó una ex compañera de trabajo. Como la memoria me empieza a fallar, puede que altere algún dato, pero creo que en esencia esto es lo que pasó:
Resulta que el esposo de mi amiga tenía un ojo de vidrio que solía quitarse por las noches y dejarlo entre un vaso con agua en el baño.
Un día, el hijo pequeño, que tendría unos cinco o seis años, entró al baño. Al ver que el ojo de vidrio de su papi lo veía a él atentamente desde el vaso, se puso a bailarle y a hacer gestos y micadas.
Al salir del baño, el chiquillo corrió con su papá y le preguntó emocionado: ¿Te gustó el show que te hice?

1 comentario:

Anónimo dijo...

ahhh la inocencia en su maxima expresión. jajajajja. Insisto, los niños son fabulosos y más si son parientes de una. Y mucho más -imagino- si son los hijos.

Mi sobrino Sebastian de 3 años (en aquel entonces) andaba conmigo y sus hermanos en mi carro. Pasamos por un lugar que apestaba a desagüe pero era insoportable. Todos decían uffa uffa y cuando lo veo por el retrovisor, tenía las orejas tapadas (con sus manos) y le pregunté: Sebas por qué te tapas los oídos, y me responde: porque mucho "yede" tia y así no siento el olor.....

Patty