La ingenuidad e inocencia de los niños es hermosa y cada historia, por pequeña que sea, es digna de recordar.
Hace algunos años, cuando mi hija mayor tenía unos tres añitos se contagió de la euforia familiar: alguien viajaría a L.A. y le llevaría regalos y cartas a mi hermana Vivi, así que todos íbamos de compras y escribíamos cartas.
Mi nena me pidió papel y lápiz para escribir su misiva. luego de un buen rato de garabatear letras torcidas o alrevesadas, satisfecha de su hazaña llegó ufana conmigo y me extendió el papel.
- "Aquí está la carta para mi tía Vivi", dijo sonriente
La tomé entre mis manos y una sonrisa asomó a mis labios mientras veía sus garabatos.
- "Qué linda carta, mi amor. ¿Qué dice?"
Ella indignada, respondió:
- Leela tú, ¿acaso yo sé leer?
2 comentarios:
Jajaja... muy bueno, dentro de su inocencia los niños tienen un sentido común muy tenaz. Saludos.
Los niños, Kontra, son sabios, honestos y, como dices, con un sentido común que nos dejan biquiabiertos.
feliz día
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