viernes, 28 de noviembre de 2008

La extraña pasajera

Hoy viernes, casi no me da tiempo de prepararles mi historia de cosas insólitas. Esta vez les contaré algo que me ocurrió y que si bien no es de espantos y aparecidos, verán cómo un tétrico escenario hizo que yo viviera una espeluznante aventura.
Yo vivo cerca del fin del mundo y antes de llegar a mi colonia debo atravesar una lotificación más o menos habitada, pero donde aún hay algunos árboles y sitios baldíos que por la noche le dan un aspecto tenebroso al camino.
Como gallína que come huevos, aunque le quemen el pico... pues nunca se me quita la bendita maña de darle jalón a los desconocidos pues, si van para adentro, seguro van a la colonia. No hay otro lugar a donde ir.
Eso sí, a "disoras", es decir a altas horas de la noche, no le paro a nadie... al menos esa era mi ley.
Pues bien, a veces por mi trabajo llego muy tarde a la casa. Una noche, como a las once, iba entrando por el camino siniestro cuando de pronto una anciana que parecía salida de una película de terror me hizo el alto. Era una mujer realmente desagradable, fea, contrahecha.
Detuve el súper Chevy con mucho miedo y de pronto ya no vi a la mujer que estaba al lado derecho del camino. No sé por dónde se cruzó la calle pero, cuando sentí, la tenía golpeándome la ventanilla izquierda, es decir la del lado de mi portezuela.
Yo no puedo ser tan pura lata y no podía dejarla allí casi a media noche. Así que por dentro pensaba "Que suerte que traigo la computadora y un montón de chunches en el asiento del copiloto", así que le abrí la portezuela detrás de mí.
La mujer entró al súper Chevy y de inmediato tomó con sus dos manos el respaldo de mi sillón halándome el pelo. Yo no dije nada, arranqué y aceleré lo más que pude en ese camino de terracería, lleno de hoyos, piedras y demás zancadillas rurales.
Yo iba aterrada, por más que aceleraba el camino parecía alargarse. Me parecía que faltaba una eternidad para llegar.
Intenté provocar una conversación pero la señora contestaba con monosílabos casi guturales que hacían que me crispara aún más. Finalmente vislumbré el foco enceguecedor de la garita de mi colonia y me sentí feliz de llegar. Ni siquiera le pregunté a dónde iba para encaminarla aún más. La colonia es pequeña, pensé. La dejé en la entrada y me despedí lo más amable que pude intentando disimular el terror que me había poseído completamente.
Llegué a mi casita sana y salva y el incidente no pasó de ser una anécdota más en mi peliculesca vida hasta que...
Un día que le di jalón a otra vecina, de día por supuesto, me contó una historia increíble.
-Fíjese que a don Fulanito, el de la cuadra X, casa Z, le pasó una cosa bien fea. Una noche se le descompuso el pickup al nada más entrar al camino de terracería. Él ya sabía que se le iba a detener la carcacha porque es mecánico y sólo esperaba que no se le quedara muy lejos de la colonia. Era muy tarde, así que cerró bien las ventanillas y las puertas y se dispuso a caminar hasta la casa (es como 1 kim). De pronto, no supo de dónde, le apareció una vieja bien fea que le pidió jalón. Él se asustó y dio gracias a dios por que el carro se le descompusiera, así no se llevaba a la mujer que parecía bruja, según dijo.
-No puedo llevarla, señora, se me descompuso el carro. Le dijo.
-Arránquelo, pruebe y va a ver, le respondió la mujer
-Yo soy mecánico, señora, y ya sabía que se me iba a quedar, lo bueno es que aquí no le pasa nada.
-Arránquelo, insistió la mujer, casi como una orden.
El hombre subió al carro dispuesto a demostrarle a aquel extraño personaje que el carro no arrancaría. Pero al nada más dar la vuelta a la llave, el motor arrancó. Y no tuvo más remedio que llevarse a la vieja a la colonia. Dice que sintió súper largo el camino. Que metía el acelerador, pero parecía que iba en cámara lenta. Finalmente llegaron y, ni corto ni perezoso, la dejó en la garita y siguió su camino.
Yo no sé, ustedes, pero desde que la vecina me contó esa historia, no puedo contar mi experiencia sin rematarla con esta otra, tan extraña y parecida.

11 comentarios:

Alexxx dijo...

que historia!!! ya me dio mello.
Y alguien conocera a esta señora, sera real? me refiero a que si estara viva?
Esas historias he oido un par, que le dan jalon a alguien y despues saben que murieron hace años

Soy un muerto dijo...

Ulu grun... jejeje. Qué interesante historia. Esas de aparecidos (o que tienen algo extraño), me gustan mucho.
A ver cuando me invitas a comer a tu casa, a eso de las 11 de la noche. Quisiera conocer a la señora "que se aparece" camino a tu casa, y así saber qué onda. Soy una especie de Ghostbuster o caza fantasmas...

Alfredo Vicente dijo...

Nancy, nunca me pierdo las historias citadinas, y ahora ya sé que los viernes son tétricas, como esta, pero muy atrapantes.

Sería interesante investigar quién en esta señora, digo yo...

Muy buena¡ saludos

Angel Elías dijo...

Epa!!!! Felicidades!!!!

TE has ganado un premio, felicidades....

esto por el maravilloso trabajo que haces en tu blog...

para más detalles: www.angelgt.blogspot.com

Anónimo dijo...

Buenisima historia, me imAGINE EL CAMINO ENREDADO A a el club la montana a eso de la media noche, donde vas repitiendo : no vuelvo a llegar tan tarde, no vuelvo a llegar tan noche, todo vacio y de mecho, buen relato. Saludos.

el Kontra dijo...

Ja! Ojitos de cangrejo, si veo una viejita feíta por hay, ya me dio miedo maestrísima del paint, pero admiro su valentía!! Saludos.

Abril dijo...

Que ganas Nancy!!! yo cuando manejo a altas hora de la noche no me hacen parar ni la policia!!

Que valor! en serio te admiro!!! Que buen corazon tienes.

el Kontra dijo...

Chau Maestra del Paint, yo también te dejé en mi blog el mismo premio que AE. Saludos

Abril dijo...

aaaaaaah eres la mas nominada!!!


con bastante cariño:

Has recibido un premio por tu esfuerzo personal como Bloguera.

para más información ve a
http://lainfameverdad.blogspot.com/

Nancy dijo...

Alexxx, yo creo que la pobre mujer no tiene la culpa de ser tan feíta. El problema es que su físico que no ayuda sumado a lo tenebroso del camino, me puso nerviosa. Y peor aún cuando me haló el pelo. No sé si fue la misma que encontró el otro vecino, la cosa es que la historia se presta para contarla como de miedo.

Muerto, me alegra verte resucitado (creo que ya te lo dije). Podés ir a mi casa cuando querrás, lo malo es que las cosas extrañas no siempre suceden... son esporádicas, no avisan...

Chente, la verdad es que a saber quién será la doña. Esto me pasó hace unos dos o tres años, ya ni me acuerdo... nunca la he vuelto a ver y eso que sigo llegando a disoras. De hecho el sábado que tuvimos chonguengue, regresé como a las 2 de la mañana y no vi nada.

Ángel, mil gracias.

Cristian, ahora que te leo me haces pensar que si, que a veces entro por el camino de terracería prometiéndome no volver a llegar tan tarde, pero otras veces hasta más despacito me voy porque a esas horas es más fácil ver la luna y las estrellas.

Ay Kontra, mi hija también cree que soy valiente. Yo digo que temeraria porque en estos dorados tiempos no tendría por qué encaramar extraños en el Súper Chevy.

Abril, no digo pues, yo soy tan pilas que he parado cuando me han hecho el alto los policías... ya se me estaban quedando esas historias en el tintero... ya les contaré. Y lo del buen corazón, gracias. No sé si es eso, realmente. Lo que sé es que cuando veo a un viejito o viejita, pienso en mis papás; cuando veo a una jovencita o una niña, pienso en mis hijas, y así, cada persona me recuerda a alguien de mi familia. Entonces hago con ellos lo que quisiera que otros hicieran por los míos.

Antón Abad dijo...

¡¡Uy Nancy!!, veo que los viernes tienen mucha miga.